Ejercicio espiritual : "Confesiones de sanidad"

Jesús es el Señor de mi vida.  La enfermedad y las dolencias no tienen poder sobre mí.  Yo soy perdonado y libre del pecado y de la culpa.  Estoy muerto al pecado y vivo a la justicia.  (Col. 1:21, 22).
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Cuando necesito sanidad, voy a la Palabra de Dios y me edifico en escrituras de sanidad en mi espíritu.  Mi cuerpo está sano porque la Palabra se vuelve vida para mí.
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Soy libre de la falta de perdón y de la contienda.  Perdono a otros como Cristo me ha perdonado a mí, porque el amor de Dios ha sido derramado en mi corazón por el Espíritu Santo. (Mat. 6:12; Ro. 5:5)
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Recibo el poder sanador de Dios en mi cuerpo ahora, y espero recuperarme.  El poder sanador de Dios está obrando en mi cuerpo para sanarme.
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Padre, debido a Tu Palabra soy un vencedor.  Venzo al mundo, la carne y el diablo, por la sangre del Cordero y la Palabra de mi testimonio. (1ª Juan 4:4; Ap. 12:11)
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Creo con mi corazón y digo con mi boca que la Palabra de Dios es verdad en mi vida.  Su Palabra dice que yo soy sano por las llagas de Jesús.  El poder en esa Palabra está obrando en mí ahora, sanándome, fortaleciéndome y restaurando mi salud.
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Tú me has dado vida abundante.  Recibo esa vida por medio de Tu Palabra y ella fluye por todo órgano de mi cuerpo trayendo sanidad y salud.
(Juan 10:10; Juan 6:63)

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Padre celestial, atiendo a Tu palabra.  Inclino mis oídos a Tus dichos.  No permitiré que se aparten de mis ojos.  Los guardo en medio de mi corazón, porque ellos son vida y salud a toda mi carne.  (Prov. 4:20-22)
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Ningún mal caerá sobre mí, tampoco ninguna plaga se acercará a mi morada.  Porque Tú me has dado Tus ángeles para que me guarden.  Ellos me guardan en todos mis caminos.  En mi camino hay vida, sanidad y salud. (Sal. 91:10,11; Prov. 12:28)
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Tú has olvidado todas mis iniquidades; has sanado todas mis dolencias; has redimido mi vida de la destrucción; has satisfecho mi boca con cosas buenas de modo que mi juventud es renovada como las águilas. (Sal. 103:2-5)

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