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Piense en lo que piensa

 

“Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?  Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.” (Hechos 5:3-4).

Las palabras y las observaciones entran por medio de la esfera del alma.  Cuando entran, tenemos que elegir.  O las aceptamos o las derribamos.  Las palabras que recibimos y aceptamos finalmente entran al corazón y fortalecen el temor o fortalecen la fe.  Lo que fortalecen está determinado por la fuente de las palabras.

Las palabras de duda e incredulidad, si son aceptadas, finalmente desarrollarán o fortalecerán el temor.  Las palabras de verdad, si son aceptadas, fortalecerán o desarrollarán la fe.  Cada  pensamiento que usted tiene complementa o contiende con la fe.

Cuando Jesús estaba hablando a Sus discípulos, en Juan 16:6, Él dijo: “Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón.”  Su corazón puede estar triste, o puede estar feliz.  La decisión es suya.  Oiga y acepte palabras de tristeza y la tristeza crecerá.  La tristeza es un tipo de temor.

La Palabra de Dios es la fe de Dios.  Cuando usted está abierto a recibir la Palabra de Dios, y oye la Palabra de Dios, entonces fe entra a su corazón como una semilla.  Crecerá hacia una manifestación plena.

De la misma manera, las palabras de Satanás son como semillas.  Cuando usted está abierto a sus palabras, aún sin darse cuenta que está abierto, sus mentiras y engaños serán plantados en su corazón y crecerán hacia su plena manifestación.  La comprensión no es necesaria para recibir.

Entonces la conclusión es esta.  Permita que su corazón sea lleno con la Palabra de Dios de modo que la fe abunde.  Rechace y derribe las palabras llenas de temor del enemigo.  Sólo usted puede hacer esa elección.  Elija sabiamente.

 

 

 

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