La importancia de dar diezmos y ofrendas

“10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.”

Malaquías 3:10

El diezmo es el diez por ciento de sus entradas y es de Dios. Cuando usted diezma lo que está haciendo es consagrárselo, dedicárselo, dirigírselo hacia él, porque le pertenece a él.  Y como administrador fiel tiene que saber que lo que es primero va primero y que lo que es de Dios tiene que ir primero.  No tiene que evaluar ninguna cosa a la par de eso, ni tomarse ninguna autoridad incorrecta con respecto a lo que va a administrar porque eso es así, es de Dios y él lo ha planeado así.

Cuando usted diezma reconoce que es un administrador fiel, verdadero y sabio de aquel que es verdadero dueño, señor y propietario de todas las cosas. El dueño de toda la tierra, dueño de su vida.  Lo único que está haciendo es reconocer que es administrador de algo que él le dio. Entonces cada vez que algo entra en su vida, usted ya sabe que tiene que ordenar esa prioridad. Primero Dios y primero lo que es de Dios. Recién a partir de ahí hizo algo, porque al diezmar usted sólo le está dando lo que es de él, nada más. Eso no tiene ningún mérito. Es obedecer y darle a él lo que es de él. Lo que usted recibe por obedecer son las bendiciones en sobreabundancia porque hace que los cielos se abran para usted. Recién ahí empieza a poner la apertura a toda la bendición que se ha de manifestar. 

Esto no viene para condenar a nadie, viene para que uno aprenda qué orden le debe dar a su vida. Y cuando lo aprende, la obediencia y fe hará que el potencial se libere. Es que donde se pare va a tener bendición. No solamente está poniendo en orden prioridades en su vida sino que se está posicionando. Dios le dice: “nunca serás una tierra estéril, nunca vivirás en la escasez sino que serás tierra de abundancia, de bendición y  ese terreno va a ser de bendición para la vida de otros”. Porque hay gente que le va a bendecir sembrándole algo y Dios le va a multiplicar la bendición a esa persona.   

Cualquier cosa que haga por arriba de su diezmo es ofrenda. A veces se da en pacto, primicias o de diferentes maneras.  Porque hay más de treinta ofrendas en la Biblia que Dios nos enseña. Todas ellas le están poniendo una medida a la bendición que va a venir a su vida. Porque antes de decirnos esto, Dios le está diciendo a la gente: ustedes me robaron y la gente decía: ¿como te vamos a robar? ¡Si! lo hicieron en vuestros diezmos u ofrendas.  Dios no le dijo sólo diezmo, le dijo en ofrendas también. 

Las ofrendas abren caminos de bendiciones grandes a la vida de cada creyente. La bendición que mueve lo sobrenatural y lo más que suficiente son sus ofrendas, son las cosas adicionales que está haciendo al darle a Dios lo que le pertenece a él.  El diezmo es un principio fundamental, básico, incambiable e inalterable. Ninguno tiene que poner excusas para no hacerlo. Esto es fundamental, lo ha dispuesto Dios en su palabra y uno tiene que saber que cuando lo está haciendo está ordenando cosas básicas, después va a ordenar otras y va a ver otras manifestadas en su vida de una manera sobrenatural. Sin este fundamento la bendición de cualquier clase de ofrenda que da es inefectiva porque tiene que estar lo primero. Lo primero que hace es que recibe algo y da el diezmo. Luego decide en su corazón dar ofrendas generosas que traerán cosechas generosas.   

Oración: Padre, declaro que de hoy en adelante seré un diezmador fiel y daré ofrendas generosas porque entendí que es un mandamiento y debo hacerlo en obediencia  a ti. Recibiré bendiciones multiplicadas. En el nombre de Jesús, amén.

 

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