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¿Es usted un ganador?

 

Dios lo Creó para Ganar

En Genesis 1:26, Dios dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.”
Entonces Dios creó al hombre a su propia imagen …

¿Estaría de acuerdo que Dios es un ganador?  Si nosotros hemos sido hechos a Su imagen y semejanza, entonces el hombre redimido debe ser diseñado para ser un ganador, también.
¡En realidad, después Dios hizo a Adán y Eva les mandó a ir a ganar!  Miremos este versículo, Génesis 1:28: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

Las primeras órdenes de marcha de Dios a la humanidad fueron “sojuzguen” y “tengan dominio”.  En otras palabras, “¡Vayan y ganen!”

Asimismo, como creyente nacido de nuevo, hijo restaurado de Dios, usted tiene que ejercer domino sobre su mundo.  Eso implica que todo aspecto de la vida diaria, toda circunstancia en su vida debería estar sujeta a usted, así como usted está sujeto a Dios.

Demasiados creyentes están viviendo bajo el dominio del sistema del mundo.  Viven en esclavitud a las circunstancias como la pobreza, la opresión, y la enfermedad.  Esto no debería ser así.  Salmos 8:4,5 dice: “Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?  Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.”

Los traductores de la Versión King James realmente cometieron un error (en realidad, se achicaron) sobre este versículo en lo que respecta a la frase “poco menor que los ángeles”.  La palabra traducida “ángeles” allí es en realidad la palabra hebrea Elohim y es uno de los nombres de Dios del Antiguo Testamento.
La Nueva Versión Standard Americana lo dice bien:  “Aún lo has hecho un poco menor que Dios …”
Dios planeó que usted esté en una posición de autoridad.  Una posición en la cual todas las cosas están bajo sus pies y usted no es esclavo de nada.  Tristemente, muy pocos creyentes están viviendo realmente de esta manera.

Jugar para Ganar o No Jugar en Absoluto

Muchos cristianos aún tratan de sentirse mejor sobre sus estilos de vida de perdedores pensando que sufrir derrota los hace más espirituales.  Dicen cosas como:  “No importa si usted pierde o gana sino cómo juega.”

¡Eso es tontería!  Si usted no va a tratar de ganar – y estoy hablando de ganar a la manera de Dios – entonces ni siquiera comience el juego.
No hay nada noble en perder.  Lo dejará frustrado, insatisfecho y quizás, peor de todo, totalmente ineficaz como testigo.

El mundo no va a ser influenciado por una banda de perdedores.  Esa es una de las principales razones por las que la Iglesia no ha tenido un impacto mayor en nuestra cultura.  ¿Quién quiere unirse a un movimiento que no tiene a la victoria como su objetivo?

Enfrentemos esto.  Hasta que usted y yo comencemos a mudarnos a la esfera de los ganadores, nuestra influencia en el mundo estará severamente limitada.  Esto no quiere decir, sin embargo, que debemos adoptar una mentalidad secular, despiadada, que piense en ganar a cualquier costo.  En realidad, ganar para el creyente tiene un significado bastante diferente.

De acuerdo con la forma de pensar del mundo, cuando alguien gana, quiere decir que todos los demás tienen que perder.  Ganar para el mundo es exclusivo.  “Es solitario estar en la cima”, se nos dijo.  Puede haber sólo un “número uno” – sólo un presidente de la junta.

El concepto del mundo de ganar también implica la dominación de otros.  Se nos ha dicho que tenemos que saltar por encima de la gente para llegar a la cima, poner a otros abajo para ponernos a nosotros mismos arriba.  Un libro best-seller en el mundo de los negocios unos años atrás se titulaba: “Ganando a través de la Intimidación.”
El concepto de Dios de ganar es mucho más maravilloso.

Primero de todo, no es exclusivo.  Hay lugar en la cima para todos en el sistema de Dios de ganar.  Segundo, en vez de dominar a la gente, un ganador santo domina circunstancias.  Esto es porque en el reino de Dios “… no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Ef. 6:12).

Los ganadores de Dios se dan cuenta que aunque otra persona pueda parecer estar detrás de una circunstancia negativa, esa persona no es la raíz del problema.  Ellos comprenden que Dios no les ha prometido dominio sobre otras personas, sino que Él les ha garantizado dominio sobre las circunstancias y las fuerzas demoníacas detrás de ellas.  Entonces son esas fuerzas y circunstancias que el verdadero ganador pone bajo sus pies.

 

 

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