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¡Feliz año Nuevo!

 

Hay un mensaje de esperanza en esa frase.  La idea de nuevos comienzos, segundas oportunidades, y cosas pasadas olvidadas es inspiradora.

Prioridades.  ¡Ahora, esta palabra nos llena tanto de temor como la frase “año nuevo” nos llena de esperanza!  ¡El pensamiento de realmente hacer los preparativos necesarios y enfrentar nuestras vidas con la seria intención de juzgar nuestra propia productividad es a menudo muy intimidante!

Sentimos que si podemos de alguna manera proteger la esperanza del año nuevo, seremos capaces de lidiar con todos los ingredientes de nuestras ocupadas vidas por completo y tomar el control.

Control.  Eso es lo que todo el mundo anhela.  Debe haber una manera de controlar el equilibrio entre el hogar, los chicos, el trabajo y el entretenimiento.  Pero hay tantas demandas de todas las personas y de todas las cosas.

Después de todo, ¿los cristianos buenos que caminan en amor no tienen que “estar cerca” de todos aquellos que los necesiten?  Esposas, padres, hijos, jefes, empleados, iglesia, amigos, vecinos, etc.?  Aún aquellos que viven tranquilamente solos a menudo enfrentan la presión de necesitar operar cambios en sus vidas no tan ocupadas.

Hay más demandas en cada uno de nosotros de las que nos ponemos a contar, y cada una de ellas está gritando para reclamar el título de Prioridad Número Uno.  La esperanza del nuevo año se esfuma rápidamente cuando una vez más somos tragados por nuestras vidas complicadas.

Estoy seguro de que usted se identifica con todo este tremendo cuadro, ¡pero usted también sabe que yo no lo dejaré en esa condición!

La verdad es que hay un camino.  El sentido de esperanza que el nuevo año trae es de Dios.  Él diseñó las estaciones, el calendario y el tiempo mismo.  Él planeó las cosas de tal manera para que nosotros siempre estemos moviéndonos hacia el final de una cosa y al comienzo de otra.

Con el final de cada año, deberíamos experimentar una satisfacción debido a nuestros logros, y con cada nuevo año tener esperanza para corregir nuestros errores, ganar nueva visión y tener un año aún más productivo.

Es un gran plan, ¿pero cómo lo aprovechamos?  Con todos los elementos de nuestras vidas, parecería que la respuesta debe ser complicada.  Pero déjesela a Jesús para que la haga simple.  Él nos comprende tan bien.  En Lucas 10:45, Jesús le dijo a Marta:  “Sólo una cosa es necesaria.”

¿Una?  ¿Sólo una?

Sólo una.  Y es sentarse a los pies del Señor (vs. 39).  Eso es lo que hizo María y el Señor lo llamó la “buena parte”.

Comienza a Sus Pies

Todo lo que el Señor requiere de nosotros comienza a Sus pies.

Es realmente muy simple, pero a menudo no tan fácil.  Estamos tan exigidos a ir y hacer, aún en relación a las cosas que Dios requiere de nosotros.  Pensamos que no lo estamos agradando a Él ni a nadie más a menos que estemos haciendo cosas.

Pero hacer cosas se vuelve confuso cuando no nos tomamos el tiempo para sentarnos a los pies de Jesús.  Él es el Alfa y el Omega.  Debemos comenzar y terminar todo con Él – cada año nuevo y cada día nuevo.

Una razón por la cual el año nuevo se convierte en sólo otro viejo año más es que tratamos de cambiar todas las cosas de repente.  Luego si para febrero todo no es diferente, nos rendimos y caemos de nuevo en lo mismo viejo, viejo.

Pero cada año está compuesto de cada día.  Siéntese a los pies de Jesús cada día.  Deje que Él le hable por medio de Su Palabra.  Deje que Su Espíritu lo marque para que usted diariamente adopte más de Su naturaleza, de Su sabiduría y de Su habilidad.
Tráigale a Él los asuntos de su vida y déjelo a Él que los priorice por lo que Él le hable a su corazón primero.  Deje que cada día sea un bloque de edificación hacia el final del año, y que cada día sea un bloque de edificación hacia la venida del Señor.

En Filipenses 1:10, Pablo oró: “… para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”.

Una cosa es necesaria.  Una cosa es vital.  Es el tiempo que usted pasa con Jesús.  Sentado a Sus pies.  Eso es lo que es de verdadero valor – no sólo en la mañana, sino durante todo el día.

Con cada nueva demanda, con cada decisión que enfrentamos, debemos volver a reflexionar en Jesús.  ¿Qué nos ha dicho Él?  Si estamos inseguros, entonces debemos volver corriendo a Sus pies hasta que hayamos oído lo que el Maestro tiene para decirnos.

Puede parecer que esto no es suficiente para traerle el control de su vida que usted tanto anhela.  Pero sí que lo es.  Después de todo, Él es Dios.  Y, después de todo, usted no lo es.  Él no competirá con usted ni lo perseguirá.  Pero Él lo esperará.

Comience ahora, antes que otro año se le escape.  Tome su Biblia y anotador, busque su lugar secreto y haga lo necesario.  Siéntese a los pies de Jesús.

 

 

 

 

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